18 agosto 2011

Sobre el desengaño, fragmento.

Bajofondo-

El océano es profundo y helado. Y ahí estoy, sentada en el fondo, experimentando el silencio de la soledad cruda. Aprieto los párpados, muy fuerte, y siento en la boca la sal de las lágrimas, en el fondo del abismo.

Arriba, mucho más arriba, hay luces, colores, sonidos; pero no acá… tan abajo que las luces se apagan, los colores se destiñen y los sonidos se silencian. Estar solo es así, se siente así; duele y lastima así, como el agua helada, como millones de agujas clavándose en al piel al mismo tiempo, sin tregua. Como el último aliento escapando del cuerpo y dejándonos sin esperanza; hundiéndonos por el peso de la carne, sin la ligereza de la ilusión del alma.

Hace días que estoy así, en el fondo, sintiendo el olor de mi propia putrefacción, enredándome en pensamientos que me mantienen atada al ras del suelo, casi rozándolo. Y ya no se, cuanto más soportará mi cuerpo, sin la calidez de un corazón latiendo.

2 comentarios:

  1. "Hace días que estoy así, en el fondo, sintiendo el olor de mi propia putrefacción, enredándome en pensamientos que me mantienen atada al ras del suelo, casi rozándolo..."

    Digamos que me hizo sentir identificado.

    ResponderBorrar
  2. El desengaño duele inevitablemente. No te olvides de escuchar el latido que nunca cesa, el tuyo.

    ResponderBorrar