Anidaban las tentaciones en mi ombligo, los restos de escarcha en el pelo, y el café impregnado en el fondo de la taza. Las noches sin fin no son para nosotros, sino el recuerdo de la vida que dejamos atrás.
Hubo amor en un tiempo y lo dejamos ir, simulando que ese sería el tiempo de nuestras vidas, el final y el comienzo de nuestras vidas. No he vuelto a amar de esa manera, si me lo preguntas... aunque tampoco creo en el amor a primera vista y todo eso.
No se, hay mañanas que mejor ni despertar, y noches que prefiero no dormir a tu lado. Cuando el viento castiga con lluvia y olor a tierra mojada, salgo a fumar a la vereda y me encuentro sola y perdida, sin amor y con la panza revuelta. Las noches sin fin no son para nosotros...
Como piedras que se hunden en el canal que serpentea detrás de tu casa, desaparece el deseo que hay en mi piel. Se disuelven como el azúcar en el café las tentaciones que anidaban en mi ombligo, y ya no me muerdo la boca, ya no lloro en las madrugadas... pero te amo más y más cada día.