Tu sombra atravesaba el cuarto, nunca vi tus ojos pero conozco de memoria tu silueta proyectada en la pared. Solías cantar en voz bajita, y yo sabía que no me mirabas, lo sentía en la espalda; esa ausencia que construíamos juntos, cada uno de su lado. A veces yo también cantaba, de mi lado del mundo cantaba y vos del tuyo respondías... y creíamos ilusos que eso era estar acompañado, que así se sentía.A mi me conmovía un poco tu presencia fantasma, tu vocecita susurrando, el movimiento de tu sombra. Nunca supe si te sentías como yo, remotamente desesperado y disconforme, con ganas de estirar un brazo y acariciarme el pelo; con ganas de darte vuelta y mirarme a los ojos, para ver de qué color eran.Un día no viniste y me quedé esperándote, ahí sentada en el suelo, mirando la pared... y entendí que eso era la soledad verdadera, que así se sentía la ausencia absoluta, el abandono. Si lo pienso siento nostalgia, se vuelve palpable tu falta y la habitación se llena de un vacío espeso y asfixiante. Al fin entiendo plenamente lo que es sentirse solo, tengo un grumo de sentimientos atravesado en el cuerpo.
19 enero 2012
Soledades.
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A mi, sin embargo, me conmueven tus líneas...
ResponderBorrarSaludos,
La soledad de aquel alguien que quizás nunca te acompañó... Es un texto muy especial...
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