Remolinos.
Desearía, fugazmente, atravesar esta niebla salada y densa que nos envuelve;
y verte ahí, sentado bajo un árbol tocando la guitarra, o saboreando una naranja.
Que me saludes, a lo lejos, agitando tu mano, sonriendo con melancolía.
Que me recuerdes, al menos alguna vez, para sentir que en tus ojos existo
como no existo en los de nadie más.
Desearía dibujar la curvatura de tus boca cuando reís,
para usarla de ventana a algún lugar, en los días que no tienen sentido.
Quisiera... despegarme esta sal de los ojos, esta hiel de la boca;
No sentir que deambulo en círculos por laberintos de arena...
Que alguna vez, al abrir una puerta, me conduzca a tu casa,
a los días de verano, a las flores con perfume.
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