Duermo...
El cuerpo flotando, como una balsa,
sobre un mar de frías olas cristalinas.
Bailando ondulante se desliza,
adentrándose en las profundidades del océano.
Lejos de la tierra, ya no hay nadie que me nombre,
ni brazos que me acunen en noches de tormenta.
Sólo observo con nostalgia
colores azulinos y verdosos...
Y me voy volviendo nereida en mi soledad líquida;
olvidando que he nacido y que he amado,
sumergiéndome de lleno en mi sueño subacuático,
conteniendo la respiración.
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