27 diciembre 2014

Reminiscencias


Entre tanto pensamiento irrenunciable, magia de luces en la madrugada. Yo sentada a la sombra de la parra como en tantos otros sueños otoñales, y vos allá pintado en acuarelas,  desdibujándote bajo la lluviecita de verano. 
Porque así de ciegas son las fragilidades del olvido, porque en un segundo somos tierra y flores secas... porque un día me dijiste esas palabras que no se las lleva nunca el viento, pero  de a poquito se va apagando su eco a la distancia. 
Nunca quise desaparecer en la niebla del tiempo, ni tampoco inmolarme en la eternidad de la gloria estática. Sólo quiero despertarme una mañana sin el recuerdo de aquel mundo extraviado entre cartas, cigarrillos y alcoholes; que permanezca tenue dentro de un cajoncito, junto a los cuadernos de viajes y las postales de viejos amigos. 
No sabré desatarme los recuerdos del pelo, pero aprendo a trenzarlos en finas tiras y adornarlos con cuentecillas de colores. A llevarlos en la piel como un secreto tatuado, silenciosos trazos de líneas negras que forman mapas de distintos territorios.

2 comentarios:

  1. Anónimo11:25 p.m.

    Bello!!!, que lindo estés acá nuevamente..... quiero leerte.....ahí siempre nos encontramos.... Gracias!!!!!

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