14 mayo 2018

Herbolaria

Tengo
los brazos rotos
y me ovillo en el hueco
de mi propio cuerpo inmóvil.
Floto,
como una hoja atrapada por el viento
como flotan las flores
que caen en los estanques;
¿Seré acaso una flor,
o tal vez una raíz
creciendo en un vaso de agua?
Pienso,
entonces me despliego
en una serie de movimientos botánicos
delicados, como el filo del cristal
pero cortantes
como los extremos de mi piel fotosensible.
Hay en mí un vacío
o más bien,
había en mí algo
que ya no permanece.
Siempre es más pura la pérdida
para traducirla en palabras,
como contemplar lo imperfecto
delimitarlo
y de esa forma contenerlo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario