21 mayo 2018

Las líneas imaginarias

Un conjuro que ata y desata 
las sogas que amarran 
el barco de mi mente.
Por momentos
resta sólo el mar
y en la lejanía 
la sal de los océanos.

Como una potencia que crece, 
como todo lo invisible 
que habita silencioso 
en los límites del mundo
con otro mundos,
como las palabras en los sueños 
dichas pero no dichas.

Devengo en barca
circundo lo extraordinario 
advierto la fluorescencia de los peces,
el peso de las plegarias,
que me dejan ir o me sostienen 
sobre la madera de un muelle.

El calor de la arena 
como esa imagen que rechaza el vacío 
como una fuerza que sobrevive,
existe, persiste.
bajo un cielo cambiante
ahuyentar todos los males,
llevando la piel como barco.

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