03 septiembre 2011

Familia

Si todo lo que tenés, y todo a lo que te aferrás y todo por lo que luchás es una mentira ¿de qué sirve?...
Me planteás que tal vez la mentira está bien, ser más ciego está bien, y ambas sentimos que esto de pensar siempre tanto es un dolor de tripas; pero que no lo cambiaríamos si puediéramos cambiarlo.

Todos nosotros estuvimos siempre en el lugar inadecuado en el momento inadecuado y somos esto, o tratamos de no ser esto, o justificamos día a día esto.
Habiendo tantas personas, tantas posibilidades, tanto; ¿por qué nosotros? ¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?

Me cuesta. Te hablo y se me quiebra la voz, se me caen las lágrimas sobre la mesa y explotan, y vos me mirás y llorás, y ambas nos sentimos así, desbordadas... porque somos sensibles, porque somos analíticas, porque tenemos corazón de carne y no de aire. Y vos no me podés explicar por qué, y yo no te puedo explicar por qué.

Nunca creí en la suerte ni en el destino, no me llevo bien con el azar, y las casualidades no me cierran; pero toda la vida afirmé que uno recibe lo que da, que el karma es ley, que somos energía y de nuestras acciones se desprende energía. Pero con nosotros no funciona, no se aplica esa ley de retribución. Pusimos lo mejor, aguantamos lo que había que aguantar, construimos un imperio desde cero, apretamos las muelas, nos tomamos de las manos; pero nada de eso volvió, nada de eso sirvió para mantenernos unidos y hacer que esto funcione.

Yo sé que en una época fuimos felices, allá lejos y hace tiempo; y acá cerca ayer nomás. Pero nos tocó esto; ser la excepción que confirma la regla, ser el uno en un millón. Y no tenemos la culpa... de haber estado en el momento inadecuado, en el lugar inadecuado.

2 comentarios:

  1. Anónimo9:42 a.m.

    Siempre llega el momento adecuado en el lugar adecuado cuando uno no deja de buscarlo ......
    A los otros los vamos dejando en el camino para verlos cada vez mas pequeñitos.

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