14 agosto 2010

Ya se que no soy un pez, y que estoy lejos de convertirme en pájaro, o en árbol, o en azúcar.
Me importa poco de todas formas, porque soy mujer, soy canción, soy poesía.
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Y un día me despierto de un sueño y sigo soñando...
aprendí que el límite es el que cada uno quiera ponerse.

3 comentarios:

  1. Yo tengo la idea de que los que solemos ponernos a soñar, no dejamos nunca de hacerlo. Hay veces que nos cansamos, nos enojamos, nos entristecemos, nos rendimos... pero al final termina aflorando lo que somos y seguimos creyendo en cosas que ya nadie cree.

    Supongo que es lo que nos hace especiales, aunque ser especial a veces lo perdemos de vista si no hay alguien que lo note.

    Beso Natalí, siga soñando.

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  2. aprendí que el límite es el que cada uno quiera ponerse

    bien dicho :D, que tus limites se liberen más allá de un cielo azul, o de una brillante estrella, que tus limites sigan el rumbo que tu emprendas, pero nunca dejes que tus limites revasen tu integridad como persona por que eso si sería un error ;) besitos

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  3. Wow, que afirmación tan cierta. Que lindo saber que con ser mujer, nos alcanza y nos sobra para soñar con ser pájaro, árbol o azúcar.. Porque podemos ser todo, siempre que no dejemos de soñar..
    Saludos hermosaa!

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